Ruta por la Zaragoza de 1838: historia pública y recreación histórica

(Foto de Susana Tejedor)

El pasado Cinco de Marzo, organizamos (desde la asociación cultural Voluntarios de Aragón) una ruta histórica por la Zaragoza de las décadas de 1830 y 1840, recorriendo los lugares por los que entraron unos 2.000 soldados carlistas en la madrugada del 4 al 5 de marzo de 1838. Asistieron más de medio centenar de personas que pudieron conocer un pedacito de la Historia. 
Explicamos aquella batalla que se saldó con 217 bajas carlistas (y 600 prisioneros) y 68 isabelinos muertos o heridos (y 54 presos) y su contexto internacional, nacional y local. Guerra, Revolución y Contrarrevolución
Todo ello fue un ejemplo de historia pública (public history). Investigaciones académicas y eruditas divulgadas a través de una ruta histórica guiada por recreadores históricos. El conocimiento científico -que P. Rújula ha trabajado sobre el carlismo, R. Mayoral sobre la conmemoración del Cinco de Marzo, L. Sorando sobre uniformes decimonónicos o yo mismo sobre politización popular liberal- transferido a la sociedad, la cual se interesa por el pasado y las actividades culturales. Por tanto, este tipo de actos son una ocasión idónea para la transferencia del conocimiento; la conexión entre investigación, reconstrucción y divulgación; la comprensión de un complejo pasado histórico que nos ayuda a entender un poco nuestro presente, heredero de tantos caminos transitados o no de la Historia, con multitud de rostros y sujetos que participaron en ella. 

En la ruta del pasado día 5 realizamos siete paradas:
1) Puerta del Carmen. Por ese lugar entró la tropa carlista en la madrugada del 4 al 5 de marzo de 1838, con complicidad de algunos vecinos. En este primer punto, pudimos hablar del contexto, remontándonos hasta 1789. 
2) Santa Engracia. Junto a lo que en 1838 eran ruinas, los carlistas tomaron los primeros prisioneros, unos cuantos milicianos que "vigilaban" aquel lugar. Allí aprovechamos para hablar de la crueldad de la guerra civil carlista, las violencias desatadas en ambas retaguardias y la participación internacional. 

(Foto de L. Sorando López)
3) Calle Cinco de Marzo. En esta parada, hablé de la mitificación de "aquella memorable jornada",  el origen de la fiesta en 1839, sus usos y significados. Allí, María Berbegal, ataviada de burguesa de la época, "dama del liberalismo respetable" declamó unos versos de 1842 alusivos al Cinco de Marzo de 1838. 
Durmiendo fue acometida
Hoy Zaragoza leal,
Y sólo tardó en vencer
Lo que tardó en despertar.
(...)
Todos juramos morir
Por ti y la Constitución
Y nunca jura Aragón
Sino lo que ha de cumplir. 

(Foto de L. Sorando López)

4) Plaza de España. En lo que entre 1836 y 1937 fue la Plaza de la Constitución, nos detuvimos un rato para hablar de los motines antiabsolutistas de 1835, la Revolución de 1836, las barricadas de 1838 detrás de la Fuente de la Princesa, y del arrastre y linchamiento de Esteller el 6 de marzo de 1838. 
5) Plaza San Felipe. En este lugar se ubican varios grabados del XIX que ilustran los combates del 5 de marzo de 1838. En este espacio aprovechamos para explicar las armasuniformes y banderas, con la participación del vexilólogo Luis Sorando. Sobre este punto, volveré en los próximos párrafos, para hablar de la reconstrucción de los trajes y uniformes que lucíamos, previas investigaciones
(Foto de Susana Tejedor)

6) Mercado. Junto a lo que fuera Plaza del Mercado nos encontramos con un personaje de la época: Clemente Orcada, alias "Chichorro" (interpretado brillantemente por Iván Ordovás), de la cuadrilla del popular liberal y esparterista Melchor Luna, alias "Chorizo". Chichorro y yo (cual miliciano de clase popular) establecimos un diálogo rememorando las andanzas de las bandas políticas de la Zaragoza de 1835-1843. (Sobre estos personajes ha escrito Celedonio García y, más recientemente, yo mismo, también en twitter). Hablamos de politización popular, de personajes aragoneses de clases bajas, de violencias y anécdotas varias. 
(Foto de L. Sorando López)

7) San Pablo. Fue la última parada y punto y final de los combates del Cinco de Marzo. Allí se rindieron unos 600 carlistas al mando de "El Cojo de Cariñena". Acabamos, con una "licencia", "emulando" el Abrazo de Vergara de 1839. 
(Foto de L. Sorando López)

Indispensable para llevar a cabo esta ruta son las investigaciones históricas de los autores a los que ya he hecho referencia. También resultan una base para la reconstrucción de los uniformes y atuendos que llevábamos los recreadores históricos. Desde la asociación Voluntarios de Aragón, recreamos también la época de la guerra carlista y la revolución liberal. Concretamente, reconstruimos la vestimenta de paisanos, de isabelinos (Milicia Nacional de Zaragoza) y carlistas (Batallones de Aragón, con su boina azul). Además de en fuentes bibliográficas (para esto son importantes las aportaciones de L. Sorando) nos basamos en fuentes primarias: iconográficas, documentales y restos materiales. A continuación, paso a explicar la reconstrucción de un miliciano nacional de Zaragoza, de la compañía de Cazadores y de extracción popular, que es el personaje que encarno para esta época de 1835-1843.

(Historia de la Milicia Nacional, 1844)

La Milicia Nacional era una institución estatal, recogida por la Constitución de 1812 y la Constitución progresista de 1837, y regida por una Ordenanza de 1822 entre 1836 y 1843 que la convertía en un cuerpo prácticamente democrático. Desde la Revolución de 1836 la conformaban los ciudadanos liberales, armados en defensa del sistema constitucional, dependían de las autoridades municipales y sus oficiales (ambos electos por sufragio universal masculino), podían ser movilizados para la guerra, y se autocosteaban los uniformes. Ahora bien, los ayuntamientos o burgueses progresistas solían autocostear las casacas a los milicianos más pobres, quienes las lucían con orgullo en su día a día, como elemento además de identificación política (y porque tenían poca más ropa). Sobre la Milicia Nacional hay un estudio clásico de Juan Sisinio Pérez Garzón, pero se ha avanzado bastante sobre el tema. 
(Ordenanza de 1822)

(Historia de la Milicia Nacional, 1844. Imagen proporcionada por L. Sorando)

Como digo, he reconstruido (con la ayuda de Luis Sorando Muzás, Luis Sorando López y Carmen Domínguez) el atuendo de un miliciano nacional de clase popular. Este se compone de gorra, corbatín, camisa, chaleco, casaca, charreteras, cinturón, pantalón, correajes, alpargatas, y un "escapulario liberal". 
La gorra es una evolución del gorro cuartelero de época napoleónica, despojado de su manga. En su frente lleva bordadas las iniciales "MN" de "Milicia Nacional". En los distintos motines y altercados de la época se indica cómo los milicianos de infantería más revolucionarios eran identificados por sus gorras, frente a los chacós de la caballería. Además, no tenían dinero para hacerse con un chacó, con lo cual llevaban gorras. 
(Artículo de la Revista Jerónimo Zurita: consulta aquí)

El chaleco es de civil, de diario de cualquier paisano de la época. Sin embargo, la casaca da un aspecto "militar". El cuello, vivos y puños podían ser rojos o amarillos, dependiendo de la localidad. En el caso de la ciudad de Zaragoza eran rojos. El cuello, que puede ser más o menos abierto, es característico por su combinación de colores que dan una forma en B. Los botones llevan una "Y" de "Ysabel 2ª" y son réplicas exactas de los de la colección de L. Sorando. Los faldones pueden ser de dos tipos, aunque hemos optado por reconstruirlos siguiendo un modelo original conservado en el Museo del Ejército de Toledo. La casaca es corta, siguiendo la moda de la época, y por delante el corte es hasta el ombligo. 
(Casaca, actualmente en el Museo del Ejército)

(Detalle de los botones)

Las charreteras variaban según la compañía. Las compañías de granaderos las llevaban rojas; las de cazadores, verdes; y las de fusileros amarillas. Esto se ve en la iconografía, así como en las fuentes documentales del Archivo Histórico Provincial de Zaragoza. 
(Documento del Archivo Histórico Provincial de Zaragoza)

El pantalón es blanco, ajustado y alto. Esta prenda llegó a España como moda burguesa, aunque en sus orígenes era asociado a los revolucionarios. Sin embargo, los ricos burgueses llevaban pantalones decorados o de colores. Las clases populares, si llevaban pantalones eran más sencillos, y los milicianos llevaban pantalón blanco. 
(Historia de la Milicia Nacional, 1844. Imagen proporcionada por L. Sorando)

Aunque el uniforme se completaba con zapatos, es conocida la deficiencia de tales en muchos ejércitos del XIX. En el caso de la Milicia Nacional, al representar a un miliciano pobre, he optado por llevar alpargatas, calzado común. 
(Artículo donde hablo de politización popular y milicianos de clase baja)

Finalmente, una mención al "escapulario liberal". La cultura política liberal progresista se nutrió de mártires de la libertad, héroes y heroínas. Esto ya se había ensayado en la Francia de la Revolución, y España siguió un camino similar. Tras la victoria de Luchana, el general Baldomero Espartero se convirtió en un héroe mesiánico, y en Zaragoza se era "más esparterista que Espartero". La Milicia Nacional y los sectores populares idolatraban a Espartero y se hacían con estampas suyas, aleluyas y retratos cual si de un santo devocional se tratase. Por estas razones añado a mi atuendo de miliciano pobre y esparterista un "escapulario liberal" que lleva una estampa de Espartero, rodeado de las iniciales de "Y" "2ª" en referencia a la Reina Isabel II. Para completar el look, llevo "la luchana", es decir, bigote y perilla como Espartero, que se puso de moda, especialmente entre los milicianos.  
(Imagen de la novela María, hija de un jornalero, 1844, donde se ve un miliciano pobre con gorra y los retratos de héroes de la libertad)

Y así es como he reconstruido el atuendo de miliciano nacional para seguir divulgando la Historia, que es mi profesión y mi pasión

(Foto de L. Sornado López)

Aparecimos en las noticias de Aragón Televisión del día 5 de marzo, a partir del minuto 14:55: enlace.


Daniel Aquillué Domínguez
Historiador y recreador histórico







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