Recientemente
se publicó en la revista Historia y Política del CEPC mi artículo titulado “De la guerradieciochesca a la guerra total internacional y las guerras totales civiles enel siglo XIX a través del caso español (1793-1840)”. Os cuento un poco sobre lo
que planteo.
En
el contexto de las guerras revolucionarias y napoleónicas (1792-1815) se dejaron
atrás las convenciones de la guerra dieciochesca y se pasó a lo que se ha
caracterizado como guerra total (D. Bell ).
Hubo un cambio en el modo de hacer y percibir la guerra en Europa.
Otro
historiador, (A. Miakberidze) ha
escrito que “Las guerras, que habían sido un asunto de los reyes, se
convirtieron en un asunto de las naciones”.
Analizo
el caso de las guerras desarrolladas en España, especialmente tres
significativas, que muestran estos cambios: la Guerra de la Convención
(1793-95), la de Independencia contra Napoleón (1808-14) y la I Carlista (1833-40).
Hay
que tener presente que en 1815 no llegó la paz a Europa, sino que los teatros bélicos
cambiaron de internacionales (que se limitaron , aunque no desaparecieron) a
nacionales, en guerras civiles: Portugal 1828-34, España 1833-40 y 1872-76,
Francia 1871, proceso de unificación italiana…
Antes
de analizar los 3 casos mencionados, conviene reflexionar sobre el concepto de “guerra
total”. Ahí me parecen interesantes los aspectos señalados por P. Wilson: señala
que a la hora de utilizar el concepto de guerra total es imposible no comparar
con las dos guerras mundiales en una visión eurocéntrica y que cae en
determinismo tecnológico, enlazando industrialización y modernidad también en
las formas de movilizar y matar en una guerra.
Una
guerra total no necesariamente va unida a modernidad y viceversa. Un nuevo
enforque índice en que una guerra total ya no es solamente la destrucción
cuantitativa sino las experiencias, como vivieron y percibieron la guerra
quienes la padecieron.
Vamos
con los tres casos que analizo en el artículo:
1.
La
Guerra de la Convención como última guerra dieciochesca y Portugal 1801 como un
epílogo.
2.
La
Guerra de Independencia Española como paradigma de guerra total internacional.
3.
La
Guerra Carlista (y su precedente, la Realista de 1821-23) como guerra civil total.
¿A
qué conclusiones llego?
Entre
1793-1840 cambiaron las formas de hacer la guerra, aunque no hubo grandes
cambios ni tecnológicos ni en las tácticas. Sí hubo un terremoto político y en
las mentalidades, además de toda una serie de experiencias bélicas que marcaron
a la sociedad. Se pasó de una guerra de carácter dieciochesco a unas guerras
que podemos caracterizar como totales. ¿Cuáles fueron esos cambios?
1-
La
ausencia de declaración formal de guerra. La hubo en 1793 pero no en 1808,
1821, ni en 1833.
2-
La
participación de la población civil movilizada en levas o quintas masivas; en
la guerra urbana (asedios y asaltos); y en la guerra irregular (fenómeno
guerrillero); lo que conllevaba a una no distinción entre militares y civiles.
3-
Los
objetivos eran totales, la derrota absoluta del enemigo, sin transacción.
Aquello conllevaba una espiral de violencias, deshumanización, castigos
colectivos…
4- La percepción de quienes vivieron y padecieron aquello, que vieron aquellos conflictos como una nueva guerra inaudita.
Finalmente,
si en las guerras napoleónicas la guerra total había sido común, tras ellas, en
Europa, los conflictos bélicos entre países fueron regionales o limitados,
mientras que se externalizó la violencia más sanguinaria mediante el
colonialismo o se trasladó al interior de cada país, a las guerras civiles. La
Guerra de Independencia y la Carlista fueron ejemplos de ello.
Daniel Aquillué Domínguez
Comentarios
Publicar un comentario