¿Cuántas veces hemos oído eso de “Spain
is different”, “el siglo XIX fue infame”, “el Estado Liberal fue un fracaso”?
Hay demasiado y persistente tópico sobre ello, mucho mantra y poco
conocimiento de los avances historiográficos (Romeo, Archilés, Santirso,
Burdiel…) , los cuales han desmontado esos mitos. En los siguientes párrafos
voy a intentar aclarar algunas cuestiones al respecto.
Comencemos con un juego: ¿Cuál de
estas dos imágenes corresponde a la historia española y cuál a la francesa?
¿Difícil, verdad? Quizás
correspondan las dos a la Revolución Francesa, pues se ve un asalto a un
palacio. Son similares en composición y en lo que muestran: una Revolución, con
un asalto al centro del poder de la monarquía borbónica. Pero una es el motín
de la tropa en La Granja el 12 de agosto de 1836 y otro la jornada del 10 de
agosto de 1792 en las Tullerías. Hubo coetáneos, como los diplomáticos
británicos, que vieron en los sucesos españoles de 1836 el fantasma
revolucionario francés de 1792. Si en la Revolución Francesa de 1792 se acabó
con la Monarquía y se instauró un sistema liberal con sufragio universal
masculino, en la Revolución Española de 1836 se impuso a la monarquía la
avanzada Constitución de 1812 y se convocaron Cortes Constituyentes por
sufragio universal masculino.
Tras este inicio, hemos de
preguntarnos ¿en qué se basa la supuesta excepcionalidad y fracaso español?
1-1808 ¿por qué luchamos
contra los “ilustrados” franceses?
2-Revolución industrial
fracasada, pobreza económica.
3-Aislamiento internacional.
El fin del “Imperio”.
4-Revolución liberal fracasada,
pacto “desde arriba” con la Monarquía. Militarismo y reacción: crónica de una
política viciada.Oligarquía y caciquismo en España, porque somos
diferentes.
5-Militarismo.
6-¿Dónde está el “Pueblo”?
Pasivo, traicionado o contrarrevolucionario ¡así no se avanza!
7-Débil nacionalización,
fracaso de la Nación española.
¿A quiénes ha podido interesar
este relato?
A demasiado político e
intelectual patrio en los últimos 120 años. Por un lado, los regeneracionistas
finiseculares (Costa y cía.) criticaron (con razón) los vicios del sistema de
la Restauración, pero entraron en un bucle pesimista que distorsionó su pasado
reciente. Esa visión la tomó Miguel Primo de Rivera, quien se vio como “el
cirujano de hierro” dispuesto a remediar los males de la Patria. Desde el otro
espectro político, los republicanos también creyeron que había que reformar
toda España y hacer lo que no se había hecho en el siglo precedente. Y luego
llegó el dictador Franco, y ni al fascismo ni al nacional-catolicismo le
gustaba nada que sonase a republicano, socialista o liberal, hijos del siglo
XIX.
En el último tercio del siglo XX,
en la Transición, se quisieron evitar errores de la II República y del
constitucionalismo del XIX, lo que parecía querer hacer un “borrón y cuenta
nueva”. En el Estado Autonómico, con el surgimiento de nacionalismos alternativos
al español, vascos y catalanes se aprestaron a justificarse en el fracaso, mal
hacer y debilidad del Estado español desde XIX. Y en la más reciente crisis y
el multipartidismo, todos han querido ser los refundadores del pacto social y
el sistema, corrupto desde sus albores decimonónicos. A todo el espectro
político, pues, beneficia echar culpas al pasado para justificarse.
En fin, vayamos por partes:
1-Un tópico sobre la Guerra de
la Independencia (1808-1814). Sobre esto ya escribí. Es común escuchar que “mejor
nos hubiera ido con los franceses”. Pero lo cierto es que esa consideración presentista
no tiene en cuenta varios factores: a) Los misioneros armados no son
bienvenidos b) Los ejércitos de Napoleón no eran los jacobinos de 1794 c) Las
exacciones y violencias de un ejército extranjero sobre la población civil no
son agradables d) La politización popular realista, en donde Fernando VII era “su”
rey, al que habían puesto “ellos” derrocando a Carlos IV y Godoy, y que
encarnaba “sus” deseos y aspiraciones de un rey justo y paternal (véanse los trabajos de Álvaro París al respecto).
2-Crecimiento continuado,
capitalismo agrario, focos industriales ¡y con ferrocarril! Para señalar el
atraso económico español se toma como referencia casi bíblica el libro de Jordi
Nadal El fracaso de la revolución industrial en España. Varias
cuestiones: a) El propio autor matizó después su interpretación b) El mismo estudio y otros manifiestan que hubo un
crecimiento continuado de la economía española hasta 1936 c) No hay que
comparar la industrialización de España con la industrialización de unos
concretos focos ingleses como Manchester, Liverpool o Londres, porque nada en
ninguna parte del mundo era comparable a eso en la primera mitad del XIX d) Hubo desarrollo industrial en zonas de
Málaga, Valencia, País Vasco y Cataluña e) Con el Estado Liberal hubo también
capitalismo económico f) Hubo importantes leyes al respecto, como las
desamortizaciones de 1836, 1841, 1855, o la Ley del Ferrocarril de 1855, aunque
ya antes se habían trazado líneas ferroviarias en Madrid, Cuba y Barcelona.
3-¿A nadie le importaba España
en el panorama internacional? Se suele indiciar un aislacionismo total de
España en el siglo XIX, cuando no fue así, porque a) A comienzos del siglo, se
enfrentó a invasiones inglesas en Buenos Aires y jugó un papel importante en las
guerras napoleónicas b) Preocupó a las potencias de la Santa Alianza en el
Trienio Constitucional, siendo exportadora de revoluciones y asilo de exiliados, hasta que en 1823 un ejército francés absolutista (los Cien Mil
Hijos de San Luis) invadió España y depuso al gobierno constitucional tras una
guerra de 9 meses c) En 1834 España intervino en la política portuguesa (al
igual que en 1847) d) En 1834 España se incluye en el Tratado de la Cuádruple
Alianza, con las potencias liberales de Reino Unido, Francia y Portugal e) España intervino en Italia en 1848 en ayuda del Papado f) Bajo los gobiernos de la
Unión Liberal, España tuvo varias intervenciones coloniales g) El matrimonio de
la reina Isabel II no fue fácil por el equilibrio geopolítico h) En 1870, la
búsqueda de un rey para España fue origen de la Guerra Franco-Prusiana.
4-La Revolución Liberal en
España (y el resto de Europa). La Revolución Liberal fue, en todas partes,
de idas y venidas. En España acabó triunfando definitivamente a partir de 1836-1840,
cuando se impuso por la fuerza el constitucionalismo a la monarquía y el
absolutismo fue derrotado en los campos de batalla. Además, se suele hablar de
que había un régimen oligárquico y caciquil en España… lo mismo que en
cualquier país de la época: repúblicas latinoamericanas, Estados Unidos,
Francia, Reino Unido, Portugal…
Pero hagamos una comparativa
política con los años de gobiernos constitucionalistas en distintos países
europeos:
España: Carlos
IV e intentos de reformas ilustradas (1788-1808), José I y Estatuto de Bayona
(1808-13)/ Cortes de Cádiz y Constitución (1810-14), Fernando VII absolutista
(1814-20, 1823-33), Trienio Constitucional (1820-23), Estatuto Real (1834-36),
Guerra Civil (1833-40), Revolución (1836/54) y régimen progresista (1837-43,
1854-56), monarquía constitucional y liberalismo doctrinario (1844-54,
1856-68), Revolución (1868) y monarquía/república democrática (1868-74),
Revolución Cantonal (1873), monarquía constitucional (1874-1923). Fenómeno
contrarrevolucionario: carlismo.
Portugal:
huida a Brasil del Estado (1807), invasiones francesas/gobiernos británicos
(1807-16), absolutismo (1811-20), Revolución y vintismo (1820-23), absolutismo
D. Miguel (1823-26), Carta Constitucional (1826), Guerra Civil (1828-34),
liberalismo doctrinario (1834-36, 1842-51, 1876-1910), Revolución y liberalismo
vinstista (1836-42, 1846-47), monarquía constitucional con turnismo (1851-70,
1876-1910). Fenómeno contrarrevolucionario: miguelismo.
Francia: Gran
Revolución y Guerra Civil, con sus fases (1789-99), Napoleón (1799-1815),
Restauración borbónica y Carta Otorgada (1815-30), Monarquía constitucional y
liberalismo doctrinario (1830-48), Revolución y II República (1848-52),
Napoleón III (1852-70), Revolución Comuna (1871), III República parlamentaria
(1870-1940). Fenómeno contrarrevolucionario: La Vendée y legitimismo.
5-Políticos y militares. Sobre
esto ha escrito Manuel Santirso en su obra España en la Europa liberal
1830-1870. En España se suele hablar de los “espadones” y la influencia del
ejército en la política, incluso “militarización”. Pero varias cuestiones: a) Los
militares participaron en la política española decimonónica como líderes de
partidos políticos, no como jefes del ejército b) Los gobiernos, tuvieron
presencia de militares, tanto como de civiles, que abundaron c) Muchos de esos
militares ejercieron un papel revolucionario, al menos durante la primera mitad
del XIX d) En el resto del mundo hubo igual presencia de militares en política,
como por ejemplo: Napoleón I, Soult, Napoleón III y Mac Mahon en Francia; el
general Saldanha en Portugal; Washington en Estados Unidos; Wellington en Reino
Unido; Simón Bolívar en la Gran Colombia…
6-¿Y dónde está el Pueblo? Las
clases populares tuvieron una activa participación en los procesos
políticos de la Revolución y la Contrarrevolución. Por ejemplo, entre 1833 y 1843 hubo una gran politización y movilización popular, manifestada muchas veces en forma de violencia. También
en el ciclo 1846-1849, para el que resultan muy interesantes las
investigaciones de Ignacio García de Paso. Las clases populares tuvieron sus
motivaciones para defender unas ideas u otras, reformularlas e intervenir por distintos
medios en la política, sin necesidad de ser meros manipulados por las élites. Me
gusta plantear la siguiente pregunta: ¿Por qué consideramos que un burgués de
Madrid que compra tierras desamortizadas, y se lucra, tiene nobles ideas
liberales, mientras que achacamos a 4 míseros reales, mero interés material, que
un campesino o artesano se juegue la vida en el campo de batalla defendiendo a
Isabel II o a Carlos V? ¿No es mayor implicación arriesgar la propia vida? ¿Qué
les llevaba a combatir?
7-¿Una débil nacionalización
española? ¡Pero si las naciones y nacionalismos fueron el gran éxito
decimonónico! Sobre esto ha escrito bastante Ferrán Archilés. En la mayor parte
del siglo XIX, el único nacionalismo en la actual España fue el español, al que
todos invocaban, ya fueran carlistas, republicanos, liberales o cantonalistas. Diferían
en modelos de Estado y políticas, pero nadie discutía la nación española. Un
ejemplo de nacionalismo exitoso fue la Guerra de Marruecos de 1859. En 1810 las
Cortes declararon que la Soberanía recaía en la Nación y no en ninguna persona,
en 1822 se decretó el Himno de Riego como nacional, en 1843 la rojigualda como
bandera del Ejército… En Francia, paradigma de nacionalización: a) Hubo las
mismas disputas políticas por la bandera y el himno b) Hasta la III República, a
partir de 1870, no se asentaron los símbolos nacionales franceses c) Al llegar
la Primera Guerra Mundial en 1914… todavía había muchos soldados franceses que
no sabían hablar francés.
En definitiva, España fue en
el siglo XIX “un país tan extraño como cualquier otro”.
No es la primera vez que he escrito sobre este tema: "¿Es España realmente diferente?"
Daniel Aquillué
Domínguez
Este texto se basa en la charla
que di hace un año:
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