El fin de semana del
20-21 de julio de 2024 recreamos, la asociación "Feudorum Domini" junto a recreadores de toda España, el siglo XIII en Almazán, junto a su
impresionante Puerta del Mercado. A finales de dicha centuria la Corona de
Castilla de León vivió un tiempo convulso, un auténtico juego de tronos, en el
que la villa de Almazán tuvo su papel, especialmente en los años 1289 y 1298.
Contexto histórico: la
conflictiva sucesión de Alfonso X (1278-1288)
Las Partidas de
Alfonso X cambiaron la tradición legal castellana., aunque no entraron en vigor
hasta el Ordenamiento de Alcalá de 1348. Según ellas, en el sistema sucesorio
primaba la primogenitura y representación, con lo cual se seguía la línea del
primogénito, aunque este falleciera, pasando a su hijo. En cambio, en la
tradición previa, la sucesión, en caso de fallecimiento del primogénito, pasaba
a los hermanos del difunto. La prematura muerte en 1275 del primogénito
de Alfonso X, Fernando de la Cerda, y las vacilaciones del rey “Sabio”
conllevaron incertidumbre y confusión. En las Cortes de Segovia de 1278 se
resolvió que la sucesión recaería en el hermano de Fernando de la Cerda, Sancho,
posponiéndose así la aplicación de la nueva legislación de las Partidas.
Alfonso X murió en 1284 y
fue proclamado su hijo Sancho IV como rey de Castilla, de León etc. Sin embargo, seguía
siendo una sucesión discutida.
Alfonso de la Cerda fue proclamado en 1288 como rey de Castilla y de León etc., en Jaca, con apoyo del rey de Aragón, Valencia y conde de Barcelona, Alfonso III, a quien le cedió el reino de Murcia. El rey de Francia y el rey de Mallorca apoyaron a Sancho IV, mientras que el rey de Granada apoyó a Alfonso de la Cerda. (González Mínguez, en línea, consultado 2024).
La guerra de sucesión
(1288-1304)
A comienzos de 1289 el
rey Alfonso III convocó las primeras Cortes Generales de su corona en Monzón
(aunque había habido asambleas previas, Baydal, 2020), para pedir financiación
ante la inminente guerra con Sancho IV. Por el estallido bélico las pospuso
hasta el otoño de ese año.
Entre el 26 de junio y el
1 de julio tuvo lugar el asedio de Almazán. Una mesnada, de unos miles de
hombres, reunida por Alfonso III de Aragón, López de Haro, señor de Vizcaya, y
Alfonso de la Cerda, partieron desde Calatayud para invadir Castilla. Sancho IV
reunió a sus tropas entre Almazán y Soria.
Ambos ejércitos rehusaron
la incierta y arriesgada batalla campal, a pesar de tenerse a la vista. Alfonso
III y Alfonso de la Cerda asaltaron el castillo de Morón de Almazán y, a
continuación, pusieron sitio a la villa de Almazán, que resistió tenazmente con
efectividad.
Ante el ataque del rey de
Francia al condado del Rosellón, Alfonso III se replegó y acudió con sus
mesnadas aragonesas y catalanas a defender sus posesiones en el norte de
Cataluña.
Alfonso de la Cerda
continuó haciendo cabalgadas por tierras sorianas, mientras López de Haro reunió
una nueva hueste en Teruel y Albarracín. Con ella invadió Cuenca y venció a las
tropas de Sancho IV en la batalla de Pajarón el 21 de agosto de 1289. Tras
ello, regresó a Teruel cargado de botín. (Zurita, Libro IV, capítulo CIX, ed.
2003)
La guerra quedó ahí. El
infante Alfonso de la Cerda marchó a buscar apoyo del rey de Francia, sin
éxito, pero siguió conspirando y reclamando sus derechos al trono. Sancho IV se
asentó en el trono, pero la nobleza seguía conspirando, incluido su propio
hermano Don Juan. La reina María de Molina ejercía gran poder y mediaba para
llevar la pacificación. Sin embargo, en 1295 murió Sancho IV, quedando en
minoría de edad su hijo Fernando IV. María de Molina ejerció una primera
regencia (García Alfonso, 2019).
El momento crítico fue
aprovechado por Don Juan y Alfonso de la Cerda, con apoyo del rey Jaime II de
Aragón. Reunidos en Ariza en 1296 se repartieron la corona castellana y
leonesa. Juan fue proclamado rey de León, Galicia y Sevilla en la ciudad de
León, donde se estableció. Alfonso de la Cerda fue proclamado rey de Castilla,
Toledo y Jaén en Sahagún, tomó Almazán en 1298 y allí estableció su corte.
Jaime II consiguió la cesión del reino de Murcia. (Zurita, Libro IV, capítulo
CX, ed. 2003)
Tras victorias iniciales
de esta coalición, a la que apoyaba el rey de Portugal, la reina regente María
de Molina recondujo la situación. En 1300 consiguió que Don Juan prestara
juramento a Fernando IV y en 1304 firmó la paz con el rey Jaime II de Aragón y
Alfonso de la Cerda. Este consiguió varios señoríos y rentas, retirándose a
Poitiers (Francia) desde donde siguió conspirando. Aún intentó de nuevo hacerse
con la corona, infructuosamente, durante la minoría de edad de Alfonso XI,
siendo regente nuevamente María de Molina (Rodríguez Martín, 2022).
Daniel Aquillué
Domínguez
Bibliografía:
GONZÁLEZ MÍNGUEZ, C. “Alfonso
de la Cerda”, web de la Real Academia de la Historia. https://dbe.rah.es/biografias/11921/alfonso-de-la-cerda
[Consultado 19-7-2024]
BAYDAL, V. (2020). “Las
Cortes Generales de Monzón, unas Cortes mal entendidas”, Aragón en la Edad
Media, 31, 29-53.
ZURITA, J. (Ed. 2003). Anales de Aragón, Institución Fernando el Católico, versión electrónica.
RODRÍGUEZ MARTÍN, L. (2022).
“Semblanza y casa del infante don Juan “el de Tarifa” (1262-1319)”. En ARIAS,
F. y REGLERO, C. (coord.) María de Molina: gobernar en tiempos de crisis (1264-1319),
DYKINSON, 181-208.
GARCÍA ALFONSO, (2019).
“María
de Molina (1260-1321): El modelo de reina consorte castellana”, Estudios
sobre patrimonio, cultura y ciencias medievales, 21, 297-334.
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