La Batalla de Gembloux (1578), de Frans Hogenberg
¿Los Tercios como constructores
del Estado-nación español? Es una pregunta que me hago, asombrado, tras el
resultado de una encuesta en Twitter. El pasado 28 de enero lancé, en dicha
red social, la pregunta “¿Qué fuerza armada ha tenido más influencia en la
configuración de lo que hoy es el Estado-nación español?”. Puse
explícitamente “Estado-Nación” y no “España” para aludir a la estructura
política que nace a finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX y que
sigue siendo la base organizativa de todos los países, incluida España. Las posibles
respuestas que propuse fueron: “Los Tercios de Flandes” (indicando con “de
Flandes” las tropas situadas y combatientes en dicho territorio), “Ejército
borbónico s. XVIII” , “la Milicia Nacional” y “la Guardia Civil”.
Con 2.226 votos
el resultado de la encuesta pone en primer lugar a los Tercios de Flandes
como la fuerza armada más influyente en la configuración del Estado-nación
español actual (un 33,2% de los votos). En segundo lugar, la Guardia
Civil con un 32,7%, en tercer puesto el ejército borbónico del XVIII (20,9%) y,
finalmente, la Milicia Nacional con apenas un 13,2%.
Son unos resultados
sorprendentes desde el punto de vista de los procesos históricos que
conllevaron la formación del Estado-nación español a lo largo de los siglos XIX
y XX, ¿pero lo son igualmente sorprendentes desde el punto de vista de los relatos
históricos actuales? No tanto.
En primer lugar, intentaré sintetizar
lo que considero desde el punto de vista histórico. La respuesta es
compleja, aunque había tres opciones con sentido y una que estaba fuera
de lugar. A continuación analizaré las posibles causas que han
podido llevar a estos resultados, es decir, haré una interpretación.
1) Los
Tercios de Flandes. Este ejército de los Habsburgo no tiene nada que
ver con la construcción del Estado-nación español. Los Tercios no
participaron directamente en ese proceso, aunque sí como sujeto pasivo,
utilizado en determinadas épocas (Restauración alfonsina, dictadura franquista,
actualidad) como elemento nacionalista y nacionalizador. Para empezar, por algo
obvio, la distancia temporal. Los Tercios existen durante los siglos XVI
y XVII (en realidad, técnicamente primeros años del XVIII) mientras que el
Estado-nación español tiene unas fechas claras de nacimiento: las Cortes de
Cádiz 1810-1813. A continuación, el elemento minoritario de lo español en
los Tercios de Flandes. Los soldados procedentes de las Españas rondaban el
16%, mientras que el resto eran de una diversidad de procedencias, siendo
numerosos los valones e italianos. Además está la confusa cuestión de las
identidades y lealtades en la época, ya que la los combatientes se debían al
Rey, a una lealtad dinástica, puesto que eran un ejército real, no nacional.
Y, por último, el teatro de lo bélico: Flandes. Alejado de lo que serían las
fronteras del Estado-nación español. Allí combatían no por España
sino por el Rey, el Catolicismo y la paga. ¿Cómo es posible,
entonces, que ese ejército dinástico y variopinto del tardofeudalismo que
combatió en tierras lejanas haya sido la elección mayoritaria? La respuesta
la debemos buscar en la actual moda de los Tercios, no exenta de un
renacimiento del nacionalismo español, que busca símbolos en el pasado
que le permitan reforzar a la comunidad frente a desafíos de otros
nacionalismos en la actualidad (crisis catalana). Hace mucho que Arturo
Pérez-Reverte escribió su Alatriste y Augusto Ferrer-Dalmau lleva años
pintando óleos sobre esta temática, pero ha sido ahora, en estos 3 últimos años
cuando se ha producido este éxito del relato de los Tercios como esencia de
lo español.
Ejército borbónico durante la Guerra de Sucesión, según óleo de Agusto Ferrer-Dalmau
2) El
Ejército borbónico del siglo XVIII. En 1709 el rey Felipe V de Borbón
se quedó solo en la Guerra de Sucesión en España. Su abuelo, Luis XIV de
Francia, le retiró su ayuda de la Península, centrado en sus propias fronteras,
sus propios intereses y sus propios problemas (ese año una gran hambruna devastó
el reino francés). Es entonces cuando Felipe V hubo de sostenerse en tropas
españolas fieles a su causa dinástica. Un nuevo ejército que ya no combatía
en Flandes, ni siquiera en la Península Itálica, combatía en España. Ese
ejército ganó la Guerra de Sucesión, cuyas consecuencias inmediatas fueron
un paso hacia la uniformización política y administrativa de las Coronas
de Castilla y Aragón (con la supresión de las instituciones y fueros de esta
última) y sentar en el trono español a un Borbón (casa real que aún hoy detenta
la jefatura del Estado). Ese ejército se fue perfeccionado a lo largo del siglo
XVIII, incluidas las famosas reformas de Carlos III. Sin embargo, esta opción
ha quedado relegada a penúltimo lugar. ¿Ha podido influir la mala fama que
tienen los Borbones desde ciertos relatos neo-austracistas? Desde el
catalanismo político (y también en sectores aragoneses y valencianos) se
identifica la derrota de la Barcelona austracista y los Decretos de Nueva
Planta como una clara involución política y el inicio de una opresión. Desde un
espectro político totalmente diferente, la escritora Elvira Roca Barea en su Fracasología
se muestra muy beligerante con los Borbones, su política y el siglo XVIII.
Milicia Nacional de Madrid tras la Primera Guerra Carlista
3) La
Milicia Nacional. Conozco bien el tema, no en vano permea toda mi Tesis
Doctoral. Esta institución constitucional fue instaurada por las
Constituciones españolas de 1812 y 1837.
Se trataba de una fuerza cívica, de ciudadanos armados,
dependiente de los ayuntamientos. Sus fines eran la defensa de la
Constitución (identificada con las libertades) y garantizar el orden
público, cuestiones entrelazadas y ampliadas en los momentos de guerra civil
contra los absolutistas. En algunos momentos, bajo la Ordenanza de 1822, tuvo
un funcionamiento interno democrático. Fue totalmente clave en la
construcción y avance del Estado-nación español. Durante la Primera Guerra
Carlista (1833-1840) los milicianos defendieron pueblos y ciudades, permitiendo
operar al Ejército regular, el cual consiguió la victoria en 1840, asentando
(punto de no retorno) el Estado-nación liberal. Además, en retaguardia, la Milicia
fue actor primordial en motines y revoluciones que impulsaron reformas liberales,
proclamaron la Constitución y canalizaron demandas populares. Disuelta en
1844, fue restaurada en 1854-1856 y, bajo el nombre de Voluntarios de la
Libertad, reapareció en el Sexenio Revolucionario de 1868-1874. Sin embargo, a
pesar de su importante papel, casi nadie la parece conocer. Sin duda, hay un
grave problema en el conocimiento del siglo XIX más allá de los ámbitos
académicos. Quizás por la forma en que se explica en un 2º de Bachillerato
atenazado por las pruebas de acceso a la universidad.
La Guardia Civil en sus orígenes decimonónicos, según óleo de Augusto Ferrer-Dalmau
4) La
Guardia Civil. Ha sido la segunda opción más votada, aunque probablemente
sea porque todavía existe en la actualidad. Esta policía militarizada
fue creada en 1844 por el gobierno liberal-moderado, cuyo papel en la
construcción del Estado-liberal es tan importante como el de los gobiernos
progresistas que se apoyaban en la Milicia Nacional. De hecho, la Guardia Civil
es, en cierta medida, el reverso de la Milicia, aunque compartan fines. La Guardia
Civil dependía del Ministerio y no de los poderes locales, no era democrática en
su funcionamiento interno, y su objetivo fue esencialmente mantener el orden
público, mientras el gobierno moderado remodelaba el Estado-liberal en un
sentido más centralizador y conservador.
Podemos concluir que la Milicia
Nacional y la Guardia Civil fueron actores claves en la construcción de la
estructura política y nacional que tenemos hoy en España, mientras que
los Tercios nada tienen que ver en ese proceso. Sin embargo, debido a
ciertas “modas”, la gente conoce más a los Tercios con sus picas y arcabuces que
al ejército que ganó el trono de España para un Borbón, a los milicianos
nacionales que lucharon en las barricadas por la Libertad o a la Guardia Civil
que posibilitó el asentamiento administrativo del Estado.
Daniel Aquillué
Los Tercios tuvieron una superioridad sobre sus enemigos como nunca se ha visto en nuestra historia ni casi en ninguna, así que algunos caen en la tentación de buscar la llave bajo el farol , aunque se perdiera en la puerta de la casa .
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